Horacio Etchegoyen, psicoanalista argentino, fue en 1991 el primer psicoanalista latinoamericano designado como presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Definido por él mismo como un "kleiniano fanático" -para que no lo confundan, como él decía- abogó siempre sin embargo por un "psicoanálisis amplio", capaz de alojar las contradicciones que su mismo movimiento práctico y teórico engendra.
En 1986 escribió -luego de un trabajo de más de cinco años- uno de los más grandes, y últimos tratados de técnica psicoanalítica, que incluye no sólo la técnica de una escuela en particular, sino las discusiones y propuestas técnicas de casi todas las escuelas representativas de su época: Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Destaquemos de la introducción la actitud del autor y el espíritu del libro:
"El conocimiento psicoanalítico no siempre sigue una línea ascendente y no es sólo el fruto del genio de unos pocos sino también del esfuerzo de muchos. Cuanto más leo y releo, cuanto más pienso y observo al analizado en mi diván, menos inclinado me siento a las posiciones extremas y dilemáticas y más lejos me mantengo del eclecticismo complaciente y de la defensa cerrada de las posiciones escolásticas. Al final he llegado a convencerme de que la defensa a todo trapo de las ideas viene más de la ignorancia que del entusiasmo y como aquella por desgracia me sobra y este todavía no me falta, lo uso para leer más y disimular mis falencias."
"Con el paso de los años mi enseñanza se fue despojando de todo afán de catequesis, en la medida que fui capaz de distinguir entre la ciencia y la política del psicoanálisis, esto es, entre las exigencias inalterables de la investigación psicoanalítica y los compromisos siempre contingentes (aunque no necesariamente desdeñables) del movimiento psicoanalítico."