“México atraviesa una grave crisis de violencia y seguridad desde hace varios años”. Así inicia el apartado de violencia del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicado en diciembre de 2015, en el cual se detallan con mucha claridad las causas y efectos de la violencia que padece México. Sin embargo, éste no nombra los posibles estragos subjetivos. Es menester explicitarlo: la violencia lastima a toda la ciudadanía aunque el dolor no se sienta en el cuerpo. Tiene efecto en alguna parte, inexplicable, innombrable. Traumático. Freud define la vivencia de dolor como un quantum (cantidad) de estímulo que excede al aparato psíquico, como si el agua de un río saliese de su cause e inundara todo un poblado, sin que sus habitantes pudiesen responder a la tragedia. Lo que sucede en México duele, nos faltan las palabras para zanjar la enorme cantidad de cuerpos sin nombres que desbordan la tierra, las aguas y nuestro aparato psíquico...