Brueghel

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Juegos de niños (fragmento). Brueghel

Byung-Chul Han y Jorge Alemán



En su último libro, Topología de la violencia1, el filósofo coreano Byung-Chul Han hace una valoración crítica de Freud, cuestión que el psicoanalista argentino Jorge Alemán retoma en su artículo de Página 12: Neoliberalismo: Byung-Chul Han, Freud y lo político2.

La reflexión filosófica de Han aporta categorías claras y potentes para hacer una lectura del funcionamiento del mundo contemporáneo, a la vez que avanza en una revisión crítica de autores de genio, no sólo de Freud, sino también de Arendt, Foucault, Esposito, Agamben, entre muchos más.

¿Qué fuerzas subtienden esta voluntad de crítica del filósofo? Ya se trate de fuerzas narcisistas y/o de fuerzas filosóficas, debemos reconocer el valor, la claridad y la potencia de sus categorías, aún cuando todas ellas resulten potencialmente interrogables, es decir, conjeturales a nuestra perspectiva.

Alemán se interroga si Han no forma parte del “escepticismo lúcido” contemporáneo, aquel que denuncia “la potencia actual del capitalismo neoliberal para producir una subjetividad” pero sin proponer “lógicas emancipatorias”.

Su recepción crítica resulta valiosa no sólo porque señala puntos de inconsistencia en el texto de Han, sino porque se pone en tensión con su ideas, dando lugar a la emergencia de verdaderos problemas transversales a la filosofía y al psicoanálisis:

a) el problema de las categorías que disponemos para leer las encrucijadas de nuestra época y los sujetos que la soportan;
b) el problema de las múltiples formas de reducción de los fenómenos de alcance histórico, político y social a fenómenos de alcance individual y personal;
c) el problema de la construcción de situaciones, fenómenos, dispositivos de emancipación, de distintos órdenes y niveles individuales y colectivos.

El diálogo, el debate y el intercambio con la filosofía siempre nutrió al psicoanálisis, y el doble acercamiento de Han y Alemán es en este sentido una ocasión valiosa para pensar.

Uno de los múltiples puntos de tensión entre Han y el psicoanálisis, surge a partir del concepto de sujeto: el sujeto sometido y el sujeto sujetado.

Han plantea que el sujeto está sometido a la hipercomunicación y peor aún, que elige estarlo. Es por ese sesgo que plantea la incidencia del superyó en la constitución subjetiva. Hay que agregar que esa incidencia desmesurada está asociada a la declinación del padre, de la ley, del amor como ideales.

Sin embargo, es necesario recordar que nada es todo, que el universo se constituye por un vacío y que las lecturas que las disciplinas hacen sobre ello son incompletas por estructura. Quizás lo que escapa a esta lógica es la poesía.

Recordamos en este sentido el modo como Lacan da inicio a su Seminario 1: “El pensamiento de Freud está abierto a revisión. Reducirlo a palabras gastadas es un error. Cada noción posee en él vida propia. Esto precisamente es lo que se llama dialéctica.”

Desde el psicoanálisis pensamos al sujeto como sujetado a los lazos que lo sostienen, a los significantes que lo determinan, a sus condiciones de amor y goce, a la repetición de su deseo. Pero también, y como causa de estas determinaciones, sujetado a un vacío que puede ser leído por un analista de otro modo a como lo ha hecho su neurosis.

En nuestro oficio asistimos cotidianamente al punto insondable, azaroso y contingente donde el sujeto elige algo distinto que lo que funciona como oferta generalizada y más o menos “exitosa”.

Lo que debemos subrayar es que eso depende en parte de aquello que se le ha ofrecido, y es allí donde ubicaremos nuestra posición como analistas, subrayando sobre todo la oposición radical entre individuo y sujeto.

Para ello debemos estar advertidos, dentro de lo posible, de cuáles son las coordenadas de la época porque ellas pueden empapar nuestras instituciones y hacer del psicoanálisis mismo una práctica sometida y acomodaticia.

1. Ed. Herder, 2016. El libro se puede conseguir en España o en formato digital. Aún no circula en Argentina la edición impresa.